Hoy se ha levantado un viento de la nada y ha interrumpido la tarde tranquila de algunos bañistas, de vecinos celebrando algo importante en la terraza de sus casas mientras los niños chapotean en piscinas de plástico.
De la aparente tranquilidad de un estío que promete ser hiper caluroso y desquiciador para personas como yo.
Supongo que lejos de estropearme este domingo por la tarde, ha logrado que abra mejor aún los ojos y mi motor interno que parecía más bien muerto, haya vuelto a funcionar.
Hoy tenía el día y desde temprano Oscar y yo estábamos en pie intentando hacer limpieza a fondo. En agosto tenemos pensado pintar las paredes de la casa y se necesitaba descubrir que cosas habíamos dejado escondidas desde el año pasado, cuando nos mudamos.
Un año ha pasado muy rápido y la casa poco a poco ya se impregna de la esencia de nosotros.
Después de la limpieza que nos ha dejado exhaustos, me ha dado por cocinar una fideuà y unos brownies individuales en moldes de magdalenas. Deliciosos.
Mientras comíamos se ha levantado ese viento de la nada y rápidamente hemos ido a cerrar persianas, recoger la sombrilla de la terraza, etc. Mucha gente con mal humor en sus caras mientras la mía era de felicidad absoluta. Pensaba para mis adentros, que estos días sorpresa junto algunas veladas de verano, hacen de esta época algo más llevadero la calor, el sudor constante y la humedad que cala los huesos.
Y me he sentido bien.
Acabo de preparar un cous-cous que aprendí a hacer hace dos años,
y tengo la sensación de que Julio será un buen mes. No sólo por el viaje que pronto voy a empezar a planificar, sino porque creo que es el primero en mucho tiempo que siento que me merezco disfrutar.
Hoy hace un día fantástico.
Jo, ¡qué mañana de morriña!… primero, tu mesa con tu familia alrededor, después una amiga describiendo una tormenta mediterránea y tú con este post. Una de las cosas que más echo de menos del Mediterráneo es esa manera de llover, de girarse el viento salado de la nada… sólo de pensarlo se me hace un nudo en la garganta y me se me caen las lágrimas… ¡besos!