Si ayer os mostraba una foto de un rincón de mi despacho, hoy, más de lo mismo. Pero es que tenía que mostraros la luz que hay en esta habitación sobre las 18 hr de la tarde. ¡es totalmente increible! Las fotos no han necesitado retoque alguno, la verdad es que es una maravilla. Lástima que en verano no se pueda ni pisar esta zona. Mis momentos de trabajo con alguna sesión se ven reducidas a la noche, y si estoy muy apurada, tengo que llevar el ordenador a la mesa del comedor. Esta misma luz pero a lo bestia y en modo horno, se convierte este espacio.
Mientras, disfrutaré de estas delicias de tardes sentada aquí, editando sesiones realizadas, escogiendo las fotos con mucho mimo mientras de fondo escucho la lista de artistas que tengo en spotify. jeje! (creo que estoy escribiendo de una manera tan happy porque hoy tocaba dejar a Nico en casa de mis padres. Y no es por nada, pero se agradece y mucho. De hecho, parece que lo hiciera cada día, y creo que es una de las primeras veces que me siento tranquilamente aqui en silencio)
Echo de menos esa parte mía, la que se podía escaquear en cualquier momento para crear y dejar volar mi imaginación. Ahora vivo limitada, cambié mis prioridades, si, pero no quiero renunciar a ellas. Y en eso estamos, en lograr un equilibrio.
En estas fotografías solo os muestro un lado del escritorio. El otro lado, menos fotogénico, tiene la impresora, el escáner de negativos, mis cámaras, rollos de papel de regalo, un cuadro apoyado que ya no utilizamos… Este cuarto ha sufrido muchos cambios desde que vivimos aquí. Fue despacho, luego cuarto de invitados, otra vez despacho y cuarto de invitados, libreria, zona de trastos, zona de trastos…
hasta que hace una semana decidí que ya era hora de volver a recuperar mi espacio. Si, la zona del salón estaba genial. Tenía a Nico vigilado mientras yo podía trabajar, pero la tv, el niño revoloteando cuando Oscar me hacia el «relevo», demasiado ruido para mi mente. Puedo decir que ha ido mejor de lo que esperaba. Nico tiene esta habitación abierta de par en par, antes era esa habitación misteriosa y cada dos por tres se plantaba delante de ella porque quería pasar. Ahora ya todo está despejado, lo ve como una zona más. De hecho, bajo la ventana, hemos colocado su mesita y silla con sus cosas y mientras cocino lo escucho trastear, ensimismado en sus cosas alegre. Alegre porque no le prohibimos ir hacia ningún lado de la casa. ¡Y es que mi niño se hace mayor!
En fin, que esta luz me recuerda que la Primavera está a la vuelta de la esquina. Y que la necesito. Necesito que las tardes sean más largas y me de tiempo a hacer miles de cosas junto a mi familia. Ahora, con un hijo, creo que soy consciente de cosas que antes adoraba y que ahora me parecen más bien un fastidio. Como que en Invierno oscurezca sobre las 17.30, como los días lluviosos que tanto me gustaban, pero que ya no me hacen ni gracia y menos si duran semanas y semanas. Tengo ganas de Primavera, de luz, de flores, de clima perfecto, de alguna comida en el balcón.
Os voy a dejar, y es que fuera de esta habitación tengo 2 cestas enormes llenas de ropa que debo doblar y planchar. Quitar el polvo de los muebles y quizás, y solo si estoy muy de buen humor, me pondre a limpiar el baño a fondo.
¡Feliz Miércoles!
Me encantan tus fotos, pero sobre todo me encanta el texto de este post! Me siento muy identificada! Un beso Lorena.
Muchísimas gracias, Clara. Un beso!