La sombra de un libro me persigue.
Mucho antes que una cámara de fotos llegase a mi vida.
Cuando jugaba con las palabras y mi sueño era convertirme en una joven escritora. (ahora me entra la risa).
Nunca dí el paso. De nada sirvió mi revista ; «el circulo de Bloomsbury» que creé con la idea de hacer llegar mis escritos a los demás. Se quedaron en una carpeta. Encerrados.
De vez en cuando los sacos y leo alguno, al tún tún. Me sonrojo con unos, me emociono con otros.
Con la fotografía descubrí que esas taras al escribir, lograban disiparse un poquito. La combinación de escritura e imagen hacia que mi voz se pudiera escuchar un poco más. Me sentía completa.
Con el paso del tiempo, esa sombra seguía latente en mi interior.
Supongo que hasta que no dé el paso, seguirá purulando a mi alrededor.
Y quiero. Creo que como fotógrafa, ése, sin duda alguna, sería mi sueño hecho realidad. Pero, ¿cómo aunar esta mezcla de sentimientos y pensamientos en orden con todas las ciento de imágenes que guardo? Supongo que el mismo hecho de tener claro hacia dónde uno quiere ir es lo más complicado en este camino. Una vez mis cimientos estén bien construidos y firmes en tierra, estoy segura que lo siguiente será mucho más fácil. Una cosa llevará a otra y en menos de lo que piense, sucederá el milagro de crear un libro.
Por ello, con tal de masticar toda la información que tengo en mi interior, necesito inspiración. Y la encuentro en los libros. ¿qué clase de libro te gustaría sacar a la luz? – me pregunto diariamente.
Si, sé lo que quiero. El problema es que no tengo ni idea de cómo empezar a materializar algo así.
No es fácil. Y cuando sabes que es algo así como tu sueño desde pequeña, el nivel de perfección y autocrítica se dispara por los aires haciendo que tú y tus pensamientos te boicoteen una y otra vez. Nunca es suficiente. Necesitas que sea perfecto…
Y nos olvidamos que de la imperfección se saca lo más bello. Y pasito a pasito, uno empieza a crear. De hecho, uno empieza a formar parte de ese engranaje, a estar dentro de esa transformación y cambio.
Maria Alexandra Vettese y Stephanie Congdon Barnes son las autoras de 3 libros, el más conocido «A Year of Mornings» y el último que me tiene enamorada es el llamado «A Year between Friends«. Y que utilizo como gran fuente de inspiración. Me siento identificada en muchas cosas.
Se trata de dos amigas que comparten una amistad desde la distancia. Y es que están separadas por 3191 miles. Para hacer frente a ello, se van enviando escritos en forma de carta e imágenes en cada estación, cada mes. Una forma de estar más cerca, de ser más complice de su día a día. En cada mes van contando cómo se sienten y cómo va cambiando su alrededor. Lo acompañan con recetas que preparan durante esa época, actividades que hacen con sus hijos o simplemente mediante imágenes. Un diario escrito y visual donde se deja constancia de la vida de cada una durante un año entero.
Un libro mágico. Y que contiene muchos elementos, la esencia de lo que siempre he querido crear. Y es que en lo ordinario y simple, uno encuentra mucha belleza y sentido a la vida.
Ayer, al atardecer, mientras volvía releer este libro y bebía los últimos sorbos de mi café, la luz se filtró en la sala. Y me iluminó. De repente tuve claro que debo ser parte activa. Que ya es hora de dejar esa idea que me acompaña desde hace tantos y tantos años y empezar a pasar a la acción.
Entonces recordé una cita del libro-acordeón «Hello Dream» de Cristina Camarena que dice así:
«Las palabras inspiran pero solo la acción crea cambio» – Simon Sinek.
o bien
» No es que no puedas, es que no lo haces» – Mel Robbins.
Os dejo con algunas de esas imágenes que pude capturar con esa luz filtrándose en casa y guiándome al interior de este libro.
Señales…
Qué bonito Lorena! Cuánta Magia en tus palabras y en tus imágenes. Yo estoy segura que ese libro llegará en algún momento, en “su momento” y tengo muy claro que lo compraré, me encantará leerlo y ver tus preciosas fotos, por todo lo que transmiten , porque cuentan historias y porque no sabes cuánto me inspiran en mi día a día…
Un abrazo grande!