Fotografías analógicas realizadas en verano de 2011.
Vuelvo poco a poco con la fotografía con la que empecé. La fotografía analógica. La que me emociona, define e ilusiona.
Cuando lo de alrededor se mimetiza con la rutina del día a día, es bueno encontrar nuevos métodos de inspiración. Y creo que para hallar esa inspiración, debo volver a lo que sé hacer, meter un carrete, enfocar y dar al click y ese sonido característico de mi Minolta.
Ya es tiempo, ha pasado demasiado, diría yo. Eso es bueno, quiere decir que he estado ocupada con mi Pentax digital y que he podido dedicarme a lo que me gusta.
Este mes que entra es un mes de muchas celebraciones. Ya os iré contando. Es un mes de visitas. Una gran visita que me tiene emocionada y muy feliz puesto que es una «vieja» amiga que conocí allá por el año 2008 en flickr. Astrid, una chica que me enamoró documentando su día a día y su apartamento con esas vistas al precioso Bergen, en Noruega. Ahora ya con un miembro más, Sara, su hija de dos años. Un día después de mi cumpleaños vienen a la isla. Vamos a conocernos en persona, van a conocer mi casa, voy a pasar tiempo con ella y voy a tener la suerte de cocinar para ellos y pasar agradables momentos. Y nos esperan muchas fotos, grandes fotos que estoy deseando hacer. Con mi analógica.
Eso solo será el principio…
Las cosas malas se difuminaran este mes de julio. Y estoy deseando mostraros mi mes. El mes en el que nací, el mes en el que ocurrirán cosas muy bonitas.
Y en el que sólo hay cabida para la sonrisa y el optimismo.
Bienvenido, querido Julio!
Pd: sólo te pido que por favor, no aprietes tanto!