Casi nunca podemos cortar del todo con nuestro pasado.
Hace como 8 años abandoné el mundo de la educación. Decidí que lo mío no era ser profesora y después de 3 años duros e intensos zanjé mis estudios en educación primaria.
Nunca me he arrepentido de la decisión que tomé…
Pero sigo en contacto con niños. Dando repaso, cuidándolos cuando se me requiere o bien visitándolos en el colegio donde yo estudié.
Tengo la costumbre de ir a verlos alguna vez por semana en mi colegio. Salgo de estudiar para estar con ellos. Bueno, tengo una buena excusa, mi madre es la cocinera del comedor y yo paso con ellos ese momento. También comparto algún momento que otro con los jóvenes y buenos profesores que hay. Te das cuenta de como ha cambiado todo…
Pero lo veo desde la lejanía y eso lleva consigo algo más de ilusión, de ver las cosas con otros ojos más sanos, más puros.
Entonces mi mente más abierta y fuera de prejuicios, (muchos de ellos acumulados durante mi etapa universitaria), me ayuda y me impregno de ellos, de sus aventuras, de sus logros y avances.
Vuelvo a casa un poco más renovada, con un buen sabor de boca.
…
Es fin de semana y con el ha llegado el viento y más frío. A la vez un poco más de ilusión al saber que las vacaciones están al caer. Y me repito una y otra vez que lo tengo que hacer bien…
Es decir, no quiero que esa tristeza que se advierte en mis palabras, ocupen mis ratos libres. Necesito meditar sobre muchas cosas y a la vez ocupar el otro tiempo que no esté meditando para hacer cosas de provecho. No tengo ganas de hacer vida social, más bien, deseo rodearme únicamente de las personas que forman parte de mi círculo más cerrado para recuperarme. Y volver a tener ganas de crear, como lo hacía antes.
Poco a poco, sobretodo a momentos, voy recuperando esa memoria y convirtiéndola en algo más activa, menos aletargada… Algo más creativa.
Voy a terminar de leer los dos libros que recibí un día antes de empezar los estudios, uno de cocina y otro de decoración. Los dejé a medias y hasta ahora no he tenido tiempo de ojear. Pronto recibiré mi libro de cocina, debo escribir unas cuántas postales y enviárlas, cocinar galletas de jengibre y canela, levantarme una mañana para hacer una sesión fotográfica del amanecer en la playa, dar largos paseos por el bosque junto a oscar y hacer un picnic en mitad del campo.
Volver a saborear lo que yo llamo «the quiet life».
ese es mi «plan» navideño.
Lovely photo!