🙂
Alguna fuerza atrayente tendrá el otoño sobre mí que, hoy por hoy, se ha convertido en mi estación favorita. Quizás, y seguramente sea por ello, que estoy deseando que acabe el verano y esas ganas locas hacen que idealice en cierto modo esta época.
Aunque no voy a ser tan ridículamente objetiva.
Va más allá.
Me encanta. La luz cambia, la naturaleza muda su piel y nos ofrecen un espectáculo increíble de diversos tonos dorados (marrones, amarillos, rojos).
Es época de purificación. Después de ese verano de húmedo calor, ahora da paso a un fresquito que revitaliza todos mis sentidos. Y entonces vuelvo a sentirme más yo. Reaparece la verdadera Lorena que ha estado dormitando en mí durante estos largos meses de estío.
Entonces mi mente se abre por arte de magia y con ella todos y cada uno de los poros de mi piel. Estoy más activa, tengo más energía y fluye a través de mí ideas que antes no habían surgido.
Es momento de cubrirse con una rebeca y dar largos paseos por el bosque, buscando algunas hojas para la colección, oliendo esa mezcla de tierra húmeda y frutos de los árboles.
Es tiempo de recogimiento interior. De empezar a leer con serenidad, y retomar la escritura en todo su esplendor.
Es hora de cocinar y pasar largas horas en la cocina preparando algún suculento plato caliente y revitalizador.
Es éste, el más crucial momento, para renacer con todas las fuerzas.
precioso texto