Llevo casi toda la noche despierta.
Estuvimos de fiesta celebrando este 2013 hasta poco más de las 3 de la madrugada. Supongo que la fiesta de fin de año tuvo alguna culpa, sin embargo, no recuerdo haber pasado un ataque de asma tan fuerte desde hace bastante tiempo. Lo cierto es que a las 8:30 he decidido levantarme para pegarme una buena ducha y darle la bienvenida a este 2013 con un café bien cargado y un silencio abismal…
El silencio. Creo que me pasaría horas escuchando la nada. Es tan reconfortante! Quien ha vivido toda su vida en un pueblo nunca o casi nunca supera el tener que ir a vivir a un lugar más ruidoso, con más bullicio. El silencio que reina en mi pueblo y sobretodo cada 1 de enero (en este caso en cualquier lugar), es algo que me gusta disfrutar, saborear. En estos momentos es imposible que no surjan reflexiones.
Cada fin de año uno se carga de buenas intenciones: dejar de fumar, hacer más deporte, hacer ese viaje que llevas tiempo esperando, en fin, cosas que quieres que sumen en tu vida. Dejar a un lado esa resta que poco a poco va minando nuestro interior pero que al pasar este mes vas volviendo a restar. Es inevitable. Todas esas buenas propuestas tienen que deshacerse antes de que pase medio año. Es lo que marca la tradición. Al final incluso te golpeas en el hombro a modo de aprobación. Una vocecita interior te dice: “venga, mujer, por lo menos lo intentaste. Esa intención es lo que cuenta!!”
Ja!, somos tan simplones que nos lo creemos.
Y yo, cada primer día de nuevo año, me veo sentada frente, primero ante un papel y bolígrafo (como lo añoro), luego delante de un ordenador, intentado escribir algo que suene un poco coherente.
Ayer no fui capaz de comerme las 12 uvas. De hecho, voy a ser sincera, no me gustan las uvas y estos últimos años no me las he comido. Tampoco he tenido una lista de deseos interiores que pronunciar minutos antes de empezar el nuevo año.
Lo tengo bien claro, quiero encontrar un trabajo que me haga sentir realizada. Y volver a ser la de antes. Cuando tenga uno, de esos que hace años no me faltaba, supongo que poco a poco alzaré la voz. Acerca de lo que quiero, de lo que oscar y yo queremos.
Desde que estoy sin trabajo, siento un enorme sentido del respeto. Respeto por no meterme en conversaciones peliagudas acerca de lo que queremos hacer en un futuro. Siento que no tengo derecho de alzar mi voz, aunque mi interior esté gritando por hacerlo. Suelo hacerme la loca, levantarme para colocar algo de la cocina o bien permanecer en silencio cuando estoy en otro entorno que no es el mío. No lo voy a negar, es tremendamente incómodo. Escuchas cosas que los demás esperan o quieren de ti como si tuvieras 18 años recién cumplidos y te echaran esa especie de “conversación seria”. Es incómodo porque tienes 30 años y las ideas más claras que mucha gente.
Pero me vuelvo silenciosa, como ahora mi pueblo.
Y me hago pequeñita, muy pequeñita.
Que mucha gente, incluso familiares, logren conocerme, es algo que todavía tengo pendiente. Y sobretodo que la gente acepte que las personas son diferentes, con gustos diferentes, y con metas y proyectos distintos es algo que deseo para este 2013.
Quiero que los estereotipos de familia feliz se vayan al cuerno! Me encantan las imperfecciones, creo que durante estos años amargos de no trabajo y depresión, he encontrado más belleza y sentido a la vida. No quiere decir que quiera vivir así pero te saca de esa burbuja perfecta a la que muchos se van acostumbrando.
Creo que ahora mi edad me pesa. La gente ya va dibujando tu futuro de un modo tan fácil, que me quedo perpleja. Bodas, hijos, casa…
Y no es lo que quiero y queremos. Aquí ya no entro yo sola….
Oscar y yo llevamos 13 años de relación. Se dice pronto, pero para mi es como media vida… Dos adolescentes con personalidades algo distintas que se gustan y empiezan una bonita amistad-relación.
Creo que lo que nos mantiene intactos pese a las dificultades es lo mucho que nos conocemos. Nuestros miedos, nuestros gustos. Cientos y cientos de conversaciones durante estos años nos han hecho ser ahora, en este presente, ser quiénes somos.
Y esas conversaciones han dado su fruto: una misma mirada, un mismo camino, un mismo futuro. Si, somos muy diferentes en muchos aspectos. Supongo que a mi me hubiera pegado más un escritor bohemio y desapegado a cualquier tipo de norma, y a él una chica más pragmática.
El hecho de todo esto es que somos una pareja más bien desconocida para los demás…
Quiero alzar mi voz un poquito en nombre de los dos y decir que cuando tenga un trabajo jeje! Queremos seguir viviendo en este silencioso pueblo. Después de esta, seguramente llegue otra casa, algo más pequeñita pero con un pequeño trozo de huerto, seguramente con aire viejo y no tan equipada como la de ahora. Pero es lo que nos hace feliz. Cuántas veces hemos fantaseado con ese momento. Para mi un hogar es aquel que está a medio hacer porque te está esperando para hacerlo completamente tuyo.
Nos gusta lo viejo, puedo vivir sin aire acondicionado, sin baños perfectamente alicatados.
Queremos impregnar de nuestra esencia lo que será nuestro hogar. Sea donde sea. Bien este primer piso tan bonito, como en otra vieja casa más pequeña.
Y creo que el tema de un hogar es lo que más nos ha marcado a los dos como pareja. Es nuestra primera meta. Al fin y al cabo, es donde asentar tu persona, tus ideas, tus proyectos. Es la base, los cimientos de nuestra relación.
En segundo lugar estaría el otro tema peliagudo de los hijos. Supongo que los tendré (o tendré), pero la gente tendría que ser más consciente de que ser madre no es el fin último de toda mujer. De hecho para mi no es mi primera y última meta.. Abogo por una vida rica en muchas otras cosas, claro que para ello se necesita una mente muy abierta. Otra cosa que pido para este 2013.
Ya basta de encasillarnos en una vida cuadriculada y totalmente planificada. Aburre.
Y sobretodo nos limita como personas.
Los demás trazan un mapa de lo que querrían que fuera tu vida, olvidando que no somos una copia exacta de ellos mismos, quizás haya gotitas de agua similares, pero es una gotita en medio de un mar inmenso.
Si, un trabajo para este 2013 y una sociedad menos intolerante y cerrada.
Quiero que las personas no se valoren por lo que tienen. Sino por lo que son, por el brillo que tienen en los ojos por ser capaces de vivir con total libertad, por haber conseguido sus sueños; ya sea viviendo en una casa destartalada en mitad de la nada, o en una casa llena de lujos, como viajando, como mamá o una mujer independiente que opta por no serlo.
Quiero ser yo misma, diferente.
Siempre.
Y construir junto a Oscar nuestro propio mapa de lugares, sensaciones, personas,
nuestro hogar. Lo que de verdad queremos, esa,
nuestra misma mirada.