que nunca se cuentan.
Quiero escribir hace mucho tiempo esta entrada, pero a veces me cuesta encontrar las palabras adecuadas.
Pero luego pienso que creé este blog para realmente exponer lo que soy de un modo totalmente real. Más auténtica de lo que jamás seré en muchas circunstancias, y en entornos familiares. Soy bastante desconocida. A veces un ser humano peculiar que apenas dice nada, pero que sin embargo, tiene muchas ideas, muchas creencias y muchas cosas qué decir.
Se acerca el primer año de Nico. Es increible, un añito de vida!
Ser madre es el mayor reto al que me he enfrentado en 34 años. El mayor reto y el más importante. Si, ser madre parece algo natural, fácil, algo que no supone nada extraordinario. Pero ay señores! hay reside el kit de la cuestión. Nos olvidamos de que cada ser humano lleva consigo una historia a sus espaldas.
Cada mañana me despierto cansada. Hace mucho que no sé lo que es despertarme de forma natural. Y eso de que ya por si era una auténtica madrugadora! , pero cada día veo a mi hijo a los ojos y me emociono y doy gracias a no sé realmente quién, por traérmelo a mi vida. Gracias a la vida, a esa energía que va purulando por el aire. A mi, a Oscar. A nosotros por haberlo conseguido después de tanto miedo, tantas lagrimas, tanto pasado…
Sinceramente, como muchas mujeres que ahora lo son, y otras que todavía están en esa lucha, yo creía que nunca sería madre. Un problema que acarreo desde la adolescencia, y unos 2 años intentándolo y que fueron los peores de mi vida. Mes tras mes, sintiendo dolores de una maldita regla que al final acababa siendo eso y no otra cosa.
Los de alrededor, y seguramente con buena intención, preguntando que cuando vendría un hijo. Cosa que no ayudaba mucho. Y es que soy madre por decisión propia pero es igual de respetable no querer tenerlos. Es una opción válida y que también estuvo en una de nuestras opciones . ¿por qué? porque como anti tradicional que soy, me niego a creer que exista solo un modelo de vida. Como si no ser madre te impidiera saber lo que es el amor verdadero. Si, claro que he sentido un amor inmenso, pero sé que es un amor que he experimentado anteriormente. Este es algo mayor y profundo, pero igual de maravilloso como otros.
Y después de 2 años, muy poco tiempo para una lucha que para muchas se alarga y alarga unos cuántos años más (debe ser horrible) y cuando ya estábamos metidos de lleno en pruebas de fertilidad, apareció un positivo. El único positivo. Y salió bien. Aquí está, echando ahora una siesta que espero que dure lo suficiente para poder escribir este post sin incómodos parones. Estas cosas se escriben de un tirón. No hay otro modo. Sin releer, sin echar la vista atrás. Escritas con el corazón, no con ese orgullo de querer disfrazar un poquito la historia para no verme tan débil. Porque me siento más fuerte y luchadora que nunca.
El embarazo y tener a Nico supuso todo un desafío. La espera para todos nuestros familiares fue llena de ¿cómo será? ¿niño o niña? normal, banalizando algo que para mi era mucho más. Solo mi madre y mi hermana comprendieron esa lucha interna a la que me enfrentaba (aparte de mi marido, claro!). El dolor que había supuesto todo ese tiempo de espera, intentando también superar otro problema que se colocaba detrás de mi espalda para hacerme el camino menos fácil. oh! mi madre y mi hermana. Las primeras a las que llamé para llorar desconsoladamente que había salido un positivo. Y a las que necesito me acompañen cuando necesito desahogarme. Cuando el papel de madre me va grande a causa del cansancio.
Para nosotros Nico no era alguien que queríamos tener para que fuera una copia de nosotros. Era el fruto de un amor pero con una personalidad propia, un rostro marcado con algunos parecidos pero también único. No caigas en el error de querer repetir o ver en él una extensión de ti y de cegarte tanto que no veas sus posibilidades y originalidades. Cada bebé es único. Esas cosas déjalas por los abuelos que te machacarán con los parecidos. Si les hace felices… Pero el niño va a crecer contigo. No etiquetes. Déjalo libre.
Traje a Nico de una forma que jamás creería que pudiera tener. Durante 9 meses quería que Nico no se colocara bien para tener que practicarme una cesárea. Ninguna de mis amigas había dado a luz con parto vaginal, no, yo con mi problema, impensable.
Y ahora veo lo fuerte que fui. Si, ya sé, algo que hacen millones de mujeres al día. Pero no olvidar, cada ser humano lleva una historia detrás…
Lo que viene después es maravilloso pero a la vez estresante. De hecho, un consejo que siempre le doy a mi cuñada Cati que va a dar a luz en breve de mi primera sobrina :-), es que mire por ella. Que cuide y luche por su intimidad.
A veces, cegados por la alegría, nos olvidamos de que si para un familiar la llegada de un nuevo miembro en la familia es extraño y bello, imaginaos para unos padres primerizos o no primerizos. El traer por fin a tu hijo al mundo. Necesitas reposo, intimidad, mucha intimidad.
Reconozco que mi post depresión fue en aumento por esa falta de intimidad. Todos querían ver a un bebé que ni siquiera se enteraba. Y yo, dolorida, maravillada pero también asustada, solo necesitaba a mi pareja y a mi niño. A nadie más.
Esto es algo que me marcó y he llevado bastante mal. Muy mal. Pero en vez de decirlo he sido de las que me he callado y sufrido en silencio y ha sido fuente de discusiones con mi pareja. No porque no pensásemos igual, sino porque la naturaleza nos otorgó la virtud y defecto en partes iguales, de no querer dañar los sentimientos de los demás. Al final el cansancio, la situación, provocan chispas.
Y es que solo necesitábamos tiempo. Para acoplarnos. Para asentarnos. Para continuar la vida con un hijo en nuestras vidas.
Ya me lo dijeron varias veces antes de quedarme embarazada… Lorena, yo era como tú hasta que tuve a mi hij@. Ya no te callas, ahora tienes algo que te pertenece y que te hace sacar las garras como una leona.
Y si, muy bonita la teoría pero el no querer hacer daño hace que no sepas como actuar.
Así que si vas a ser madre, cuida y mucho tu intimidad, sobretodo al principio de dar a luz. No es algo fácil. Es muy difícil.
Luego cuídala también! pero ya es diferente.
En mi caso ser madre ha sido muy deseado y con unas creencias totalmente diferentes de las que tienen muchos al tenerlo. Yo no quería tener hijos para que los criase otros familiares. Quizás si hubiera sido madre a mis 20 y pocos, quizás necesitaría o querría obtener más libertad, pero a mi edad, he sido madre totalmente consciente. Tanto para esos momentos buenos como malos. Oscar y yo teníamos claro que Nico estaría con nosotros en casi todos los momentos, eventos de nuestra vida. Es que me parece hasta irónico creer que debo dejar al niño cada vez que quiero bajar a la ciudad, o comer. Si, claro que es necesario y lo hacemos alguna vez, pero Nico es una parte de nosotros, es nuestro hijo. No debemos cambiar nuestra forma de vivir la vida por él, o bien, dejarlo para que todo sea más fácil.
Nunca dejes que ese miedo por no hacer las cosas de la misma manera que tu entorno, te haga sentir culpable por hacer las cosas a tu manera! No. Tú eres su madre. Tú marcas las reglas. Sé flexible pero cuando lo necesites o creas conveniente.
Siéntete culpable cuando dices que si a todo sin sentirlo. Actúa según cómo te sientas. No es bueno estar todo el día cansada y no pedir ayuda o dejar a tu hijo un día en concreto fuera de casa. Lo necesitas. El problema es cuando lo haces para hacer sentir bien a los demás.
Para mi algo importante y que ha marcado mi maternidad:
1º No insistas en preguntar cuando la otra persona va a ser madre. Piensa en la historia de cada mujer. De cada persona, de cada pareja. Y piensa que quizás no está entre sus planes de vida.
2º Intimidad. Necesaria y vital durante el parto y los primeros meses con el bebé. Lucha por ello. Te lo dice alguien que hasta hace poco seguía llorando porque me sentía desbordada. La llegada al mundo de un bebe necesita un proceso y en este caso no depende de la personalidad de cada pareja, es algo universal. Y desgraciadamente, los primeros que se olvidan de ello son los que más nos quieren.
Esto es algo que si en un futuro vuelvo a ser madre, lo llevaré a rajatabla.
3º Tu hijo es tu hijo. Y debe conocer y querer a todos los familiares y que disfruten de él o ella, pero no hagas cosas que no sientas porque la mayoría lo hace. Ahora ya no sois dos. Sois 3. Vosotros sois los padres. Son vuestras normas. Vuestra forma de vivir y la manera de enseñársela os pertenece. Y siempre será la correcta para vuestro hijo.
4º No te sientas mal por sentir que la maternidad no es de color de rosa. Todas las madres alguna vez han sentido lo que tú sientes. Qué no te engañen! Vivimos en una sociedad llena de imágenes que distan mucho de la realidad. Y que esos momentos menos bonitos de la maternidad son en realidad la mayor demostración de amor. Pues por un hijo aguantas y luchas lo impensable. Qué sería de la vida solo con cosas buenas? de hecho, el calificativo de «bueno» ni siquiera existiría.
Es real encontrarse cansada, estresada, abrumada, impotente. Fea y dejada. Es normal y necesario!
5º No etiquetes a tu hij@. Si, es inevitable que te haga gracia ver cómo se parece en algo al papi o a la mami. O a tu hermano o al abuelo, pero no lo repitas constantemente. Deja que vaya conociéndose, que vaya descubriendo y forjando una personalidad propia. Las comparaciones, te lo dice alguien que lo ha vivido, limitan y no son nada beneficiosas.
Y recuerda, los mejores momentos con tu hijo son los que nadie ve. El día a día.
Ese despertar de los 4 (gata incluida);
esa noche en vela en la que no puedes más de cansancio y tu bebé te mira a los ojos y sonríe. Y te olvidas de todo;
el primer baño entre los dos. Desnudos, piel con piel. Igual que al principio;
el primer momento que se mira al espejo y empieza a darse besitos;
cuando sonríe al ver a la gata. Ya desde muy poquito. Y piensas, el mejor amigo que pueda tener;
esperar a papi llegar del trabajo y ver la gran sonrisa que pone tu hijo. Y derretirte!;
los momentos de caricias en la cama antes de dormir, por la mañana,
a todas horas.
El verlo como tú lo ves.
Y saber que así, nadie lo verá del mismo modo.
Hola Lorena,
Que post tan bonito y cuánta razón.Cuántas veces al día repito esa frase que comentas de » la maternidad me queda grande» y cuántas otras también repito «pero no cambiaría a mi niño por nada del mundo».
Aunque nunca comento, siempre siempre leo tus post. busco un momento en el que esté tranquila para hacerlo porque me encanta empaparme de todo lo que cuentas y observar cada detalle de tus maravillosas fotos. Me encantaría poder comentar más a menudo pero no tengo tiempo de nada, entre el trabajo, mi niño, las cosas de casa, compra y demás no me queda mucho tiempo libre. Mi marido suele llegar tarde del trabajo cada día, cuando por fín llega, todo es más relajado, pero al final del día estoy agotada y me voy a dormir tan pronto como puedo.
Cuando he leído este post he sentido de alguna manera la obligación de escribirte pero sobre todo para darte las gracias,porque tus post y tus fotos me acompañaron en uno de los peores momentos de mi vida, y siento que me ayudaron mucho .
A nosotros también nos costó un poco ese «positivo» y encima la primera vez no salió bien. Fue muy duro porque lo perdimos llegando casi al quinto mes de embarazo…Pero poco después de un año y medio llegó mi niño precioso y ahora no paro de agradecérselo a la vida. Yo soy de las que piensan que las cosas «siempre pasan por algo»… y que en algún momento de la vida se comprende el porqué de cada suceso…
Creo que eres una persona muy generosa al compartir tanto con nosotros. Tienes una sensibilidad increíble y una manera de captar la belleza de las cosas que no he visto en nadie. Tus fotos y tus escritos transmiten paz, limpieza, luz,…Gracias de nuevo por compartir tantas cosas con nosotros.
Muchos besos