la coherencia, ¿sobrevalorada?

¿qué significa la coherencia para ti?

¿crees que es tan importante y valiosa?

Yo siempre creí que era una mezcla conectada y en armonía entre lo que uno piensa, siente y cómo actúa.

Reconozco que he estado muchos años viviendo en lo que creía que era una apacible coherencia que luego la depresión me arrebató. Lo que vino después fueron esfuerzos por recuperarla. Pero fracasaba en el intento.

Quizás me empeñaba en vivir con una coherencia que ya no era la mía, puesto que la depresión te cambia. Nunca más vuelves a ser la que eras.

En realidad algunas circunstancias hace que cambies más drásticamente que otras pero creo que de por si, al pasar los años y a pasos más pequeñitos, dentro de ti mueren algunas raíces y nacen otras diferentes.

Y eso es bueno.

Aunque al comienzo no sepas capaz de distinguir que ese cambio era necesario.

He luchado día a día por establecer un equilibrio «coherente» en mi vida. Puesto que jamás dejaré de tener ansiedad en según que épocas (debo lidiar con esa tara de por vida), mi salud empezaba por la búsqueda de ese equilibrio. Una zona neutra donde sentirme resguardada cuando la tormenta apareciera.

Cuando hace un año (fue algo más pero para ser completamente honestos y exactos) el movimiento «zero waste» apareció con fuerza en las redes, una semilla se encendió en mí. Mirad que yo nunca fui de seguir las modas, muy al contrario. Sin embargo, todo lo que envolvía a ese movimiento hablaba el mismo lenguaje interior que siempre, incluso antes de la depresión, había mantenido conmigo misma.

Empezar a llevar a cabo ciertos cambios en mi vida, normales, de la rutina de mi día a día y sentir que a medida que los llevaba a cabo, una parte de mi se ralentizaba como nunca lo había hecho. Empecé a sentir que estaba de mejor humor, que la ansiedad remitía, que empezó como una prueba y una curiosidad pero que todo aquello me llevaba a algo más.

Cuando eres consciente de que la depresión apareció por un desajuste de velocidades entre lo que pensaba y sentía y con lo que veía que necesitaba la sociedad, volver a sentir que un cambio tan simple me estaba volviendo a ajustar, entonces vi que era algo que valía la pena, mucho más que el bien que indirectamente le hacíamos al planeta donde vivimos.

Zero waste para mi no se reduce simplemente a rechazar cualquier plástico. Tengo la impresión de que una parte de este movimiento se ha centrado mucho en ese «problema». A partir de ahí creo que se ha encontrado un filón muy goloso de personas que hacen un verdadero negocio. Al final todo es consumir. Y no queremos eso, ¿verdad? Creo que todo se nos va de las manos cuando nos vamos a los extremos. El verdadero problema tal y como lo veo, radica en nuestras mentes, en la educación, en el mal uso que hacemos de lo que tenemos, compramos. Y especialmente, en la forma en la que percibimos este mundo. Creemos que nos pertenece y que los recursos que nos da son ilimitados.

Así que poco a poco, pasada la euforia del comienzo en la que al final te ves también atrapada ( quieres sustituir cosas del día a día por otras más sostenibles, te da vergüenza reconocer que sigues comprando bandejas de plástico de esas fresas que tanto te gustan pero luego llevas tus bolsas de tela para poner toda tu compra) pareciera (creo que se puede extender a cualquier ámbito) que si no te conviertes en «purista» de la materia, ¿para qué narices quieres llevar una vida más sostenible?.

Y especialmente parece que te comportas de forma incoherente. Y a nadie le gusta parecer incoherente. Denota falta de personalidad. A nadie nos gusta parecer así.

Cuando esto no es una guerra al todo o nada. Al blanco o negro.

Cada gesto que haces impacta de algún modo en el mundo.

Si, creo que la coherencia está sobrevalorada. Porque la coherencia, tal y como la entiendo, denota que algo es estático. Lo que antes comentaba del blanco y el negro. Se puede llevar a cabo una vida zero waste a medias, se puede creer que estabas en lo cierto y al día siguiente no. En eso consiste la vida.

El zero waste es un estilo de vida que abarca todos los ámbitos que puedas imaginar. Nunca seremos perfectos. Lo importante es un cambio de conciencia y que ésta vaya cambiando. Da igual el tiempo que requiera a cada uno. Y las pausas, las reflexiones, los pasos atrás que demos.

Yo, realmente imperfecta, voy persiguiendo ese equilibrio. Donde no haya culpabilidad en mi cabeza y donde todo lo que hago tiene un valor incalculable. Estoy ayudando, aunque muy muy poquito a contaminar menos, pero más importante aún, me estoy tratando con más cariño y amabilidad. Y todos sabemos que el amor empieza por uno mismo.

Porque estoy bajando las revoluciones, saboreando los momentos y disfrutando en este proceso.

Esto no va de conseguir ser alguien que no soy. De subirme al carro. De ignorar la vida que antes llevaba y que ahora parece que no existe. Y soy otra. Sigo haciendo lo mismo solo que teniendo en cuenta algunas premisas. Y si algunas de ellas no me funcionan, pues no pasa nada. Esto no es de hacer la foto bonita para que vean lo natural que soy.

Mi vida es lo más imperfecta que existe. Y yo soy la mayor imperfección que puedes echarte a la cara. No se trata de eso.

Pero por fin puedo empezar a pisar un pie fuera de casa sin andar totalmente a contracorriente. El zero waste ha sido mi cura para volver a sentir las cosas lentas y pausadas.

Para conectarme conmigo misma

y tener en consideración el entorno que indudablemente tenemos que cuidar y valorar.

Esto es solo el principio.