Nos despedimos de Galway y los alrededores. Me siento triste porque, aunque quedan unos pocos días, el viaje está llegando a su fin. Y no quiero volver.
Nos levantamos temprano. Nuestro último destino es Cork, pero hemos pensado parar en el pueblecito de Killarney, situado en el condado de Kerry, al sudoeste de Irlanda.
Es una mañana fría, en el coche sigue sonando Lawena y me da tanta pena dejar Galway…
Por fin llegamos al Parque Nacional de Killarney. A medida que nos acercamos, divisamos un bello lago y el precioso Ross Castle. Será la última vez que veamos un castillo irlandés. No sé si me acostumbraré a ello, lo que si sé es que este lugar da una paz increíble.
Y en hora y media hemos llegado a nuestro destino: Cork.
Al llegar a Cork me puse a llorar. Y es que, a diferencia del paisaje natural de Galway donde uno puede sentir desde el comienzo la magia de esta isla, entrar en esta ciudad de Cork es ver una ciudad con fábricas, humo que sale de las chimeneas, ruido.
Recuerdo decirle a Oscar que quería dar marcha atrás. Que no quería terminar mis últimos días aquí. Él me decía que tuviera paciencia, que era solo la entrada de Cork, pero que seguro su interior nos ofrecería cosas interesantes.
¡Y qué razón tenía! Cork atrapa y enamora. Entré llorando a Cork porque no quería permanecer aquí. Y me fui llorando de aquí queriendo seguir disfrutando de esta ciudad.
Nos hospedamos en una calle situada en lo alto de una colina. El hotel Gabriel Guest House b&B era muy diferente al que habíamos estado en Galway. No se trataba de una casa familiar sino de un hotel. Mi cara seguía siendo de tristeza. ¿Dónde narices nos habíamos metido? Si, es verdad, la calle era tranquila y el hotel no era enorme y por dentro era acogedor, pero ya no estábamos en la parte más rural, verde, pura de Irlanda.
Nos dieron nuestra habitación. Una habitación amplia y cómoda. Decidimos dejar las maletas sin abrir y salir cuando antes a turistear por los alrededores. Yo lo necesitaba. Mi interior quería que le diera una razón para quedarse. Una bastaba…