Amanece en Cork.
Nuestra primera mañana aquí. Esta vez no necesitamos madrugar. Nos quedan 2 días enteros. No tenemos planeado coger el coche para escaparnos a las afueras. Queremos descansar e ir sin prisas lo que nos queda de viaje. Nos pegamos una buena ducha caliente y bajamos al comedor a disfrutar del desayuno.
Nuestro día no acaba aquí. Salimos a pasear por la ciudad, seguimos conociendo todo lo que ofrece Cork, que es mucho. Demasiado.
Decidimos visitar una taberna con mucho encanto y degustar un par de cervezas. Escuchar música tradicional dentro de la taberna y volver tarde al hotel. Molidos pero felices.
Mañana es nuestro último día y vamos a seguir así. Pateando la ciudad, comiendo, descansado a ratos. Desde la tranquilidad de haber visto y sentido un poco de todo.
No tengo fotos de la taberna, ni de otros lugares que visitamos. Supongo que mi interior me pedía únicamente disfrutar. Sin preocuparme de las fotos. Pero si que volví a hacer algunas (mi obsesión por ese mercado) de nuestro ratito el último día en el English Market.
Esto se acaba.
Adiós Irlanda.
Nos has dado mucho.
No te imaginas cuánto.