Hoy no os traigo ninguna receta ni fotos analógicas. El otro día comencé mi «plan» de verano. Si se le puede llamar así. Si, empiezo tarde pero lo importante es dar el paso. Y lo hice.
Salgo a pasear bastante por los alrededores de mi pueblo, sin embargo lo voy a hacer cada día, incluso fines de semana. Y el día fresquito de ayer era un buen punto de partida.
Os quería mostrar las fotografías que tomé ayer con mi móvil. Salí sobre las 20.00 hrs y el atardecer cubría los campos de hierba amarilla que junto con el contraste de nuestra montaña, le daba un aire mucho más maravilloso y mágico. Me siento afortunada porque vivo en el lugar donde nací, me crié, jugué… Me conozco todos los rincones del pueblo. Os diría que uno de nuestros pasatiempos en la adolescencia era la de jugar a policías y ladrones. Y el límite estaba un poco más lejos de la carretera que se intuye en la foto de la montaña. Una buena forma de hacer deporte y de disfrutar sanamente de la naturaleza. Recuerdo que durante muchos años, especialmente en verano, me pasé subida a unos patines y con el recorrí todo el pueblo. No parábamos de patinar y de tirarnos por cuestas algo peligrosas (si, no debía, pero por aquella época sufría por un amor de verano, y claro, una hace lo que sea para sorprender al chico 🙂 )
Me encanta mi pueblo porque es, además de tranquilo y apacible, bonito. Existen pueblos que me encantan como lo es Deià o Fornalutx, pero aquí el paisaje es más abierto a la vez que acogedor. Se respira libertad, Tenemos la montaña y mucho verde y el contraste del mar azul muy cerca de casa a pocos kilómetros. Ahora, desde mi actual habitación, puedo ver las vistas desde la montaña, de igual forma que lo tenía en la habitación de casa de mis padres, aunque con diferente perspectiva (nadie le gana a las espectaculares vistas de la casa de mi familia- Son maravillosas).
Hay personas que desean vivir aquí por la tranquilidad pero que jamás se han involucrado en hacer vida activa en el pueblo. Yo siento el pueblo como si fuera mío, no únicamente por lo cómodo y bonito que es, sino porque me gusta salir a pasear, saludar a gente que hace tiempo no veo, de sentarme un rato en el parque bajo la sombra y observar como los niños pequeños juegan, de acercarme al colegio y alguna vez comer con los nuevos alumnos (en eso tengo suerte pues mi madre es la cocinera). O de pensar que si tengo un hijo vivirá las mismas anécdotas o parecidas que viví yo en mi colegio. En fin, de nada sirve vivir sin «mojarse» y empaparse. Es bonito ayudar, saber que tienes a tus vecinos en cualquier momento si sucede algo, pero haciendo tu vida independientemente. Uno llega a saber lo que es vivir de una forma más sana y saludable.
Y me siento afortunada cada día, cada segundo que pasa por darme la oportunidad de seguir creciendo aquí, de seguir levantándome viendo las mismas vistas, los mismos sonidos. Y de poder traer a gente para que disfrute de mi pueblo y lo amé aún sin haber crecido aquí, y pensar, por qué no, que en un futuro cercano, podré mostrar a mi/s hijos lo maravilloso que es el lugar donde vive, de contarle mis vivencias y la importancia de amar tus raíces. Pues una parte esencial para el desarrollo de tu personalidad, es el lugar, el entorno donde creciste.
Seguro que lo amará igual o más que yo.
Puig d´es Galatzó
Vistas de mi pueblo (És Capdellà) desde lo alto de una montañita
Lleno de belleza, como tus fotos!!
Buen fin de semana, un abrazo,
Pepa