Llevo tanto tiempo desaparecida, que me he prometido no poner ningún tipo de excusas.
Estos días, no sé por qué razón, he recordado nuestro viaje a Helsinki en Julio de 2012. Quizás porque cuando estoy agotada de tanto calor, mi mente retrocede a aquellos momentos de verano donde no pasé tanta. De hecho, Helsinki fue frío. Me sorprendió muchísimo el frío que hacia en esta época. Para mi algo impensable. No venía muy preparada. Menos mal que me llevé unos vaqueros que fueron los que me salvaron la vida. Incluso allí tuve que comprarme unas medias porque por la tarde noche no aguantaba.
Creo que empecé hablando de Helsinki en una entrada. De nuestra experiencia, pero me quedé a medias (para variar). Y hoy, tengo las santas narices de subir unas instantáneas que bien podrían pertenecer a cualquier lugar ya que no se ve nada del exterior, en fin!, cosas mías.
Supongo que nada está así, al azar. Supongo que necesitaba volver a reencontrarme con estas imágenes. En este caso, las capturas de comida, de los platos, las mesas. Con lo que más he disfrutado fotografiar todos estos años.
Pero de pronto dejé de tomar este tipo de fotos. A ver, no me castigo. Creo que va por etapas. La mía fue larga, luego caí en una especie de no inspiración y ahora estoy en un punto donde quiero volver a reencontrarme con esa Lorena que tanto disfrutaba y se le iban los ojos a espacios, detalles que pasan normalmente desapercibidos por los demás. Pero no me hallo. Y quizás subo estas fotos para volver a sacar esa parte de mi.
Por fin puedo afirmar algo que llevo tiempo reflexionando, barajando con mucha objetividad.
Abandono la fotografía de forma profesional. Le digo adiós (no sé si para siempre, pero si durante un largo tiempo).
Creo que debo dejar pasar el tiempo y estoy segura que durante ese largo tiempo, yo pueda volver a aflorar mi verdadera esencia como antaño.
No quiero ser la fotógrafa que soy ahora. Con presión, sin inspiración. No me gusta lo que veo a mi alrededor. No me gusta el momento álgido que sufren algunas aplicaciones como instagram al que adoro pero me hace ver una realidad y yo no estoy preparada para seguir ese ritmo. Quiero y necesito bajar del vagón al que estoy subida hace mucho tiempo. Bajar, sacar mis maletas, quedarme sentada en un banco viendo como se va ese tren lentamente mientras yo me despido y me preparo para refugiarme en mi interior. Lo tengo abandonado, me siento perdida.
Creo que pocas personas entienden lo que estoy contando. La fotografía es mi sueño y mi pasión, pero no es mi negocio tal y como necesito que sea. Ahora siendo mamá me he dado cuenta de ello. He tenido mi momento para experimentar, crear, caer y levantarme. Pero necesito recoger frutos. Y ahora mismo estoy pasando por una época de mucha sequía en todos los niveles.
Así que quiero bajar.
Para vivir.
Para cansarme de trabajar en todos los sentidos y luego poder desconectar de unas merecidas vacaciones.
Para poder ir a lugares como Vapiano en Helsinki, un lugar con una estética preciosa, comida deliciosa y ver que mis ojos se inspiran con todo.
Necesito bajar.
No del todo. No de forma personal, en mis proyectos fotográficos que siempre estarán ahí. No en mis libros que volveré a poner a la venta o en mi pequeña tienda online que abrí hace poco. O incluso este blog.
Quiero abandonar las prisas, el ser lo que uno no es para llegar al mismo nivel, abandonar los remordimientos porque crees que nunca lo intentaste y eres una cobarde, abandonar esos nervios al afrontar una sesión de fotos porque crees firmemente que no estarás a la altura. Abandonar la desidia, la desazón, el estar poco inspirada porque realmente sabes que no haces lo que te gusta;
fotografiar un detalle,
los posos de una tacita de café,
un plato de pasta como si fuera lo más hermoso que jamás viste.
Lo simple y cotidiano.
Y sentirte viva.
Para volver a ser lo que un día fui y no perderme más por el camino.
Te entiendo taaaanto. Cuando mi blog cumplió 10 años quise subirme almtren ese que dices, de sorteos y historias así y no lo hice. Sé que fue una chapuza y una decepción para muchos, pero es que no es eso lo que quiero. Lo estoy descubriendo poco a poco, pero me cuesta encontrar el silencio necesario. Por cierto, si te animas, en Viena también hay un Vapiano ¡Un abrazo!
Mar, gracias por leerme, bonita.
Creo sinceramente que ha llegado mi momento. 10 años sin parar siguiendo mi sueño no está nada mal. Mi interior me pide volver a sentir y ser la misma que antaño a la vez que mirar otras perspectivas. Creo que es requisito indispensable para avanzar. Un beso!