¡Hola! qué ganas tenía de sentarme un ratito frente al ordenador para poder escribir en mi blog. uf, sin duda, Enero ha sido un mes que este año creo que no olvidaremos. Me habían hablado y había escuchado como amistades con hijos pasaban rachas malas con toda la familia enferma, tomando antibióticos, si, lo he visto de cerca, pero no lo he vivido en carne hasta el 5 de Enero que es cuando comenzó todo. Y ahora entiendo muchas cosas. No quiero decir que ha sido horrible, porque hay cosas peores, pero si que me he visto metida en un túnel negro de esos largos donde no ves la salida, ni un rayo de luz filtrándose a través de el. El tiempo se ha parado y mi mente, a causa del cansancio, me ha jugado malas pasadas.
Pero ¡ya!, creemos que todo vuelve a la normalidad y ahora, si aún más cabe, valoro por encima de todo la SALUD. Es lo más importante.
Creo que os comenté en instagram y por aquí brevemente, lo mucho que me gustó el documental «Minimalism: a documentary about the important things«. De repente di nombre a ese cambio que se estaba creando dentro de mí y que no sabía de qué manera calificar.
Llevo unos pocos años sintiéndome disconforme con la vida que hasta ahora estaba llevando. No al 100%, sino digamos que con una parte pequeña pero que no paraba de crearme inestabilidad. Sabía que algo quería pero no sabía el qué.
Desde hace unos años, tengo la necesidad de que en mi vida haya menos objetos y cosas materiales y que las pocas cosas que obtenga sean bien meditadas, pensadas, sean útiles y me beneficien en algo. «Menos es más». Una frase hecha pero que tiene mucho valor para mí. Y que intento, algunas veces fracaso estrepitosamente, pero que intento seguir a rajatabla.
De repente, viendo el documental, comprobé que hay personas que sienten lo mismo y que han cambiado totalmente sus vidas. Yo no aspiro a ser minimalista, creo que no podría vivir sin algunos objetos materiales como mis libros, mis carpetas llenas de escritos, mi colección de música, etc. Pero si que podría eliminar de mi vida, más concretamente, dentro de mi hogar, muchas cosas que han seguido salvándose de la quema después de varias y varias limpiezas a fondo. Cosas que erroénamente mantengo porque pienso que si me deshago de ellas, es como matar una parte de mi historia de vida: apuntes de la Universidad, apuntes de mis estudios de fotografía, algunos vídeos, varios objetos de decoración que compré cuando nos independizamos, puf, y así con más cosas.
Supongo que el hecho de saber que los tengo guardados me hace sentir más yo. Una forma de ver el pasado y comprobar que mi yo de antes tuvo sueños, proyectos e ilusión. ¿no os parece absurdo? a mi incluso redactándolo me parece realmente absurdo pero hasta ahora lo he mantenido por esa razón.
Una de las cosas que me ayudan a querer librarme de todas ellas es pensar que durante mi día a día esas cosas no me son útiles, ni en el día a día ni una vez al año, ni cada 3. Y eso quiere decir algo. No me aportan nada. Yo soy la que soy ahora. Mi presencia es suficiente, mi memoria, mis recuerdos son más valiosos que todos los papeles, apuntes y objetos del mundo. Y todo lo demás es mentirse, equivocarse.
Y sé que debo cambiar desde ya. Y deshacerme de esas cositas es uno de mis propósitos de este 2018. Lo conseguiré. Estoy segura de ello.
Por otro lado, y como os decía, cuando ahora voy de compras, noto que me cuesta muchísimo cargar con cosas para mi casa. Por mucho que me gusten, por muy asequible que parezcan. Tengo bien claro que en casa tengo más de lo que debería y hasta que ello no cambie, nada mas puede entrar en ella. Y aún así, teniendo lugar y espacio, únicamente entran cosas que me aporten a largo plazo algo. No de forma momentánea, no para rellenar un hueco en mi vida. ( una de las razones que expone el documental de porque las personas consumimos tantas cosas):
Uno de mis propósitos este año también y que para mi va unido a lo hablado, es la de intentar contaminar menos. En casa no llevamos una vida totalmente sostenible. ¡ojalá!, creamos muchos desperdicios y que dañan al medio ambiente. Podríamos hacer mucho más. Pero la falta de tiempo, a veces la mala gestión hace que muchas de esas cosas que si queremos hacer se queden en el aire.
Por el contrario, y lo que hacemos de forma estricta (en realidad ya no concebimos la vida sin hacerlo), es la de reciclar. Reciclar toda clase de materiales. Da igual si en nuestra primera casa no teníamos espacio suficiente, estábamos tan concienciados con la basura que generaban dos personas en una casa a lo largo de una semana, que jamás tuvimos el pensamiento de dejar de reciclar aún teniendo la casa llena de cartones, plásticos, vidrios. En este sentido, a medida que han pasado los años, lo que más me ha cabreado y me ha amargado, es el pensar la cantidad de plástico que nos venden, que consumimos, almacenamos y generamos. No me importa reciclar cartón o vidrio. Pero siempre he tenido una especie de malestar que ha ido in crescendo en lo que el plástico se refiere.
Te hace ver que para llevar una vida sostenible se requieren grandes esfuerzos. Muchos, Y que si por un lado nosotros reciclamos absolutamente todo y ayudamos en una mínima parte a hacer de este mundo algo mejor, por otro lado, pecamos por dejar entrar en nuestros hogares tantos productos envasados, bolsas, fruta con plásticos, botellas, etc, etc, etc.
Supongo que el primer paso es evitar tener que reciclar tantas cosas. Lo sé, soy consciente.
Así que también me he propuesto, en la medida que pueda, en sustituir mucho de ese plástico por materiales ecológicos y nada agresivos con el medio ambiente. El abanico es tan amplio que creo que para no deprimirme en esta lucha, debo alegrarme por los pequeños cambios que pueda hacer. Cada pequeño acto es el principio de algo grande. (El año pasado hice una limpieza a fondo en los armarios de la cocina y llené dos bolsas grandes con tuppers de plástico que había estado almacenando todos estos años y apenas utilizaba. Solo ocupaban espacio. Además de no necesitar tanto, los regalé todos y he ido sustituyendo los de plástico por botes de cristal y almacenajes también de vidrio en los que se conservan los alimentos infinitamente mejor).
Si puedo evitar traer de la compra semanal plástico (exceptuando en botellas de agua, productos básicos que van envasados, etc), habré dado un gran paso. Pero no puedo, de la noche a la mañana, hacer desaparecer prácticamente el 80% que está en mi casa y que contiene plástico: productos de limpieza, de higiene, objetos de decoración, todo tipo de cosas que parece que no llevan.
Para ello, estas semanas he estado mirando cómo poder hacer esos pequeños cambios una realidad. Estoy realmente comprometida, y ya no es cuestión de modas, de quedar bien, es una lucha interior, un cambio profundo que necesito hacer realidad dentro de lo posible.
He descubierto muchas tiendas donde venden productos totalmente ecológicos para hacer ese cambio de manera más fácil. Entre muchas conocidas, me he decantado por hacer un pedido a EkoBizi, una tienda de productos ecológicos situada en Vitoria. La dueña de la tienda es amabilísima y tienen productos muy asequibles teniendo en cuenta la calidad de sus productos.
Estas son algunas de mis compras:
Bolsas de algodón orgánico 100% lavables y reutilizables en dos tamaños: para llevar, pesar y guardar cereales y legumbres y para frutas y verduras
Bolsas de red de tela de algodón orgánico.
Pinzas de madera de haya sostenible 100%
Quizás son productos que os parecen una tontería a simple vista, pero especialmente las primeras, van a dar un cambio brutal a mi manera de comprar. Cada vez compro más a granel, llevo mis bolsas grandes de Jute recicladas pero al final siempre acabo entrando plástico en casa. Por cualquier razón: porque tienes que comprar a granel cosas pequeñas y justamente solo tienen bolsitas pequeñas de plástico para guardar, porque las bolsas que llevo son insuficientes y compro más de la cuenta, o simplemente porque te lo han colado sin darte cuenta (eso es lo que me pasó hace una semana. Iba concienciada en no traer a casa ningún plástico y me vi que en una tienda de productos de la huerta ya me habían metido dos cosas en bolsitas porque lo creyeron conveniente y con buena intención, claro! Así que creo que llevar siempre estas bolsas me obliga a comprar más a granel (cosa que ya hago y estoy encantada porque no desperdicio tanta comida), y por supuesto a no malgastar y contaminar.
Y si ya lo hago en el tema de alimentación, ¿sabéis cuánto plástico ahorro? pues dejadme deciros que muchísimo.
Por mucha locura que os parezcan ciertos cambios y pienses que tanto revuelo no conseguirá librarnos de tanta contaminación. No te desanimes. Ni por la pereza, la desgana. Ni por creer que el paso que das, los hay otros que lo dieron hace muchos años y con más magnitud. Da igual el paso que estés dando. Si es tu primera vez reciclando y piensas que a menudas horas hacerlo, cualquier pensamiento absurdo que nos venga a la mente= ¡fuera!. Yo siempre he sido una de ellas. Mis pensamientos calaban fuerte dentro de mí, por ello muchas de las cosas que quería empezar a hacer se quedaban en simples ideas.
Ya verás que dentro de unos meses, un año entero, rebobinarás y pensarás que granito a granito has conseguido mucho.
Creo que lo más triste es no preguntarse nunca si uno está haciendo algo mal y en qué medida podría ayudar (-se).
«un viaje de mil millas comienza con el primer paso»
Lao Tsé.
¡Allá voy!
Bravoooo Es estupendo que cada vez más gente se apunte a crear menos basura y a vivir con menos. Al final lo vamos a conseguir entre todos. ¿Sabes? Lo de no crear basura es adictivo, empiezas con los envases de plástico y te vas animando: cartones, papeles… cuando epiezas a ser consciente ya no puedes dejar de ver los embalajes inútiles por todas partes
Muchísimas gracias Mar por leerme y entenderme tanto! La verdad es que soy nueva en muchas cosas que voy a hacer pero antigua en lo que a pensamientos se refiere. Pero por fin llegó el día en el que me siento con energía para comenzar este cambio. Si alguna vez tengo dudas ya sé a quién acudir. Me encantará escuchar propuestas y alternativas. ¡Un abrazo!
Cuánta razón Lorena. Muchas veces se trata de cambiar de hábitos y organizarse de otra manera. Si todos ponemos un poquito de nuestra parte se convierte en mucho. Yo creo que cada vez hay más gente concienciada al respecto. He visto que algunas marcas de productos de aseo y de productos de limpieza tienen envases recargables y en muchos comercios las bolsas de plástico han desaparecido por completo, son pequeños cambios que poco a poco van sumando.
Tienes toda la razón. Si todos pusiéramos un poquito de nuestra parte, en conjunto se consiguen grandes cambios. Y eso es lo importante. Da igual en que nivel estés.
Si, nosotros debemos estar concienciados como personas individuales, pero que las empresas se pongan las pilas hace que el trabajo sea más fácil. Todo es una rueda.
Un abrazo, Erika!