Agosto es ese mes que nunca quiero que llegue, pero al final siempre paso con resignación y aire acondicionado.
Mi pareja trabaja más de 15 horas en un proyecto que cada agosto tienen que llevar a cabo, eso se traduce a poco o nada en cuanto a vernos, cenar juntos, reir, hablar. Nos quedan los fines de semana, y yo, como una niña que espera impaciente llegar a un viernes para no tener cole, yo, igualita, me veo pasando la semana medianamente bien para tener vida el fin de semana. Sin embargo este año he prometido que será diferente.
Mentalmente me encuentro bien, cosa que no podía decir de estos años pasados, y bueno, creo que debo aprovechar al máximo este agosto y su soledad.
Al final, cuando estoy en diciembre a punto de pasar a un nuevo año, me arrepiento de todas aquellas cosas que quería realizar pero que al final dejé pasar…
Este es ese momento para hacer de mi diciembre un último mes sin arrepentimientos, ni » mierda, se me ha olvidado hacer esto…» jejeje!
Asi que mi soledad y yo terminaremos unos cuantos libros que tengo pendientes, se esmerará más por escribir en este blog, dará paseos al atardecer, ya cuando las chicharras hayan parado de desahogarse agusto y sienta que no hace tanto calor, mi soledad y yo cocineramos juntas e iremos de la mano en sintonía, sin echarnos nada en cara, conviviendo.
Sabiendo, por mi parte, que no es malo estar a solas,
y siendo consciente ella misma que le permito estar conmigo sólo el mes de Agosto.
Haremos un trato.