Primero de todo, muchas gracias a los que leyeron mi anterior entrada y me dejasteis un comentario. Me emocionaron. Todavía, mira que este blog no tiene mucha afluencia, aunque es cierto que no son los que comentan sino que los que me leen son más, pero da igual. Me emociona, todavía pasados unos años, que alguien se detenga por un momento en su vida para dejarme unas palabras tan bonitas (Pepa, Irma…). Muchísimas gracias!
A partir de ahora no quiero que penséis que este blog se convertirá en un lugar donde sólo hablo de mi embarazo. Lo cierto es que ahora mismo es el eje central de mi vida y más adelante, supongo que será el eje total, hasta que me acostumbre y pueda lograr un equilibrio. Pero no, no tengo pensado escribir demasiado. Tranquilos! Mi poca experiencia os podría ofrecer bien poco, salvo anécdotas graciosas o desesperantes. Mi idea es seguir con mi blog como hasta ahora. Con las cosas que tanto me gustan y nunca he dejado ni de poner, ni escribir.
Desde que estoy embarazada es cierto que he reflexionado mucho acerca de qué hacer con mi vida a partir de ahora. Aparte de otros trabajos que siempre desempeñaré ya que la fotografía creo que no da para ganarse la vida de un modo completo. Si es tu caso, que los hay, mi más sincera enhorabuena. Yo todavía no he dado el pelotazo. Supongo que me falta esa ambición para poder dar 5 pasos hacia adelante, aunque he logrado muchísimas cosas de las que me siento orgullosa. No pierdo la esperanza que lo haga completamente. Últimamente si que he estado sin inspiración alguna. En este caso, permitidme echar la culpa a mis hormonas. Un día estoy hecha un trapo, pero al día siguiente con una creatividad inmensa y con ideas bien claras acerca de lo qué realmente quiero hacer y perseguir.
Y si, la fotografía todavía entra dentro de mis planes pero nada que ver con la fotografía actual, la que estoy llevando a cabo hace unos años hasta este presente. Cada vez tengo más claro que este no es mi camino. De verdad lo creo.
Y ahora os preguntaréis ¿cuál es tu camino alma cándida? Pues los que se remontan a mis inicios. Empecé a adorar la fotografía una vez terminados mis estudios y desde que comencé en mi pequeña primera casa, haciendo mis primeras composiciones con la comida, con mis objetos, con todo aquello que me venía en mente. Era sumamente torpe. Pero era constante y a medida que iba viendo los resultados, más fuerza y alegría sentía. Me costó mucho tiempo reconocerme en las fotos que tomaba. Primero utilicé planos cortos, demasiados. Mis primeros retoques, supongo que era la moda, lo que veía en los portales fotográficos que visitaba, era la de darle a la imagen un toque pasteloso e irreal. Hasta que pasó un año y medio y fui aprendiendo a saber lo que realmente me gustaba, y sobretodo, lo que realmente quería. Así que mis inicios y aquello con lo que me siento más yo en estado puro, son esas fotos sencillas de composiciones, da igual lo que fuese, comida, objetos, y luego la naturaleza, escenas de una cafetería. Me fascinaban las mesas vacías y las tazas de café con la típica mancha por toda la taza, los platos acabados. A mi manera, todas esas imágenes me contaban cosas. Y cosas profundas, del alma.
Pero luego llegó la hora de replantearme que con esas fotos personales no me daría ni para ir a la vuelta de la esquina. Necesitaba dar un paso adelante. Hacer fotos de retratos. Os voy a ser sincera. Los odiaba. Nunca me ha atraído tener que hacer fotos a personas. Y menos, cuando la mayoría son posadas. Pero me acostumbré, encontré mi estilo en ese ámbito y la verdad es que me gané la vida durante un largo tiempo. Y, aunque ahora ya menos, lo cierto es que es lo único que ha logrado pagarme como yo digo, algunas facturas, muchas compras.
Y ahora pensaréis que a qué viene toda esta charla. Y es que todo venía a la reflexión con el embarazo. Nunca he tirado la toalla pero si que soy consciente de que ahora ya no quiero dedicarme a ser fotógrafa de retratos. No me negaría a hacerlos en el caso de tener que hacerlo, pero siento que debo escuchar a mi interior, seguir mi intuición y volver a esa auténtica Lorena del principio. Creo que ya lo he dicho infinidad de ocasiones. Jamás he vuelto a conseguir fotografías tan mágicas como las de mis primeros años..
Y lo echo de menos. Te das cuenta de que si debo luchar ciegamente en algo, de esas cosas que nadie apuesta y ve excepto tú, en este caso sería en volver a emocionarme haciendo esas fotos de antes. Las que enseguida uno lograba reconocerme desde lejos. Pero con una diferencia, esta vez tengo claro hacia donde las quiero enfocar y los pasos que debo tomar para que logren ser algo más que fotos bonitas que al final quedan guardadas en mis libros, en mi disco duro. Voy a luchar duro, ir a por todas.
Nunca he tenido las cosas más claras. De hecho, a medida que lo voy plasmando en este blog, más luz veo al final de ese camino.
Tengo fe.
Y ganas.