Os mentíria si os dijese que mi casa está tal cual veís en estas fotografías tomadas en Enero de 2012. Ha sufrido muchos cambios durante estos años, no sólo porque me encanta cambiar de sitio las cosas, organizarlas de nuevo, darle otro toque, sino por la llegada de nuestro primer hijo en nuestras vidas.
Poco queda de ese blanco cabecero que coronaba nuestra cama. Hemos tenido que venderlo porque la antigua ubicación no dejaba espacio a los lados para poner una cuna, sobretodo para los primeros meses. Poco queda de esa mesita tan bonita que mi padre recogió de la basura y restauró para mí. Ahora no forma parte del salón y la utilizo para poner sobre ella mis libros de decoración, sino que es una de las mesitas improvisadas de nuestro cuarto. Aún así, a pesar de todos los cambios, a pesar incluso de cambiar de casa, creo que un hogar está donde se encuentran las personas que habitan en ella y le dan vida. Nuestra primera casa en Calvia era vieja, muy pequeña y bastante oscura y sin embargo a mi me parecía la más bella del mundo. Allí estaban mis cosas, esas cuatro paredes eran mi templo. Mi lugar de evasión.
Me encanta viajar, conocer otros lugares, pero considero siempre que únicamente para una temporada de tiempo. Soy de las que cree firmemente que como en casa, en ningún lugar.
Completamente de acuerdo!!!
Feliz fin de semana, una abrazo!
Pepa