y dentro de 8 días empiezan mis prácticas.
Empiezo a saborear el verano justo cuando ya termina, aunque ya lo veía venir. Siempre me pasa. Esta estación y yo tenemos una especie de amor – odio.
Sin duda, echaré de menos los largos días, sus atardeceres, las cenas con velas y buen vino tinto acompañado siempre de un delicioso trempó y pan casero con embutido. Las mañanas silenciosas, las barbacoas (sobretodo el olor a chamuscado que a veces deja mi vecino). Pero poco más..
Igual que siempre he pensado que soy un alma vieja atrapada en un cuerpo de una treinteañera, el caso es que mi personalidad admite más épocas nostálgicas y evocadoras como el otoño, el invierno.
En otoño voy despertando mis sentidos, se equilibra mi carácter, me envuelve un aura mansa y relajante.
Echo de menos las lluvias, el olor a tierra húmeda, sentir la naturaleza en todo en su esplendor, los paseos a través de algún camino sin explorar, los bosques y su olor, el fresquito, la comida caliente, un buen té caliente en casa o alguna cafetería de un pueblo lejano, los libros, la decoración, el silencio de mi casa, asomarme por la ventana sobre las 7 de la tarde cuando oscurece y sentir el recogimiento propio de un pueblo y ver el humo que salen de sus chimeneas. Las mantas que me acompañan incluso alguna vez hacia la cocina, la luz tenúe, la ropa abrigada, las bufandas, escuchar alguna pieza de jazz un domingo por la tarde, recolectar hojas de otoño, pasarme el día preparando mermelada casera de higos, el desorden en mi cocina, reorganizar una estancia de la casa un día de esos lluviosos y perezosos…
I love how you describe autumn…exactly how I feel about it 🙂
Que bien suena todo esto Lorena…
Espero compartir contigo esos paseos y algún que otro momento que proporciona esta maravilloso estación.
Me encantan tus escritos…
Esa es la sensación exacta que me produce el otoño
El cambio de los colores…