Se me dan fatal los comienzos de mis escritos. Y sobretodo se me da mal introducir algo que hace 5 días invade de alegría e ilusión mi hogar.
Con la pérdida de Laika, a la que sigo teniendo en mi corazón y pensamientos, una parte de mí quedó realmente jodida. Con el paso de los meses me he dado cuenta de que soy una persona que necesita la compañia de un animal. Bien, entonces empecé a replantearme tener otro perro, pero esa idea la descarté enseguida. No estoy en mi mejor momento para atender 100% a un animal tan dependiente y con tantos cuidados como lo es un perro. Además, la idea de ver en los ojos de esa futura perrita a mi Laika era algo que no me podía quitar de la cabeza.
Es entonces cuando decidí adoptar a una gatita.
Una gatita especial.
Es una gatita que ha sufrido muchísimo. Quedó atrapada (en un patio interno de una colonia) sin poder salir durante un mes y medio. No sólo perdió a su madre la cual vió marchar con algunos de sus hermanos, sino que permaneció durante ese mes y medio sola, a pleno sol, sin contacto de ningún tipo, sin comer ni beber.
Maria José, la chica que logró sacarla de la miseria para darle una oportunidad en la vida, la llevó hace 13 días al veterinario. La gatita presentaba un cuadro alarmante de desesnutrición y deshidratación, herpes viral, infectada de liendres y piojos, etc. La doctora, en cuanto la vió, le dijo directamente que podría dejarla en la clínica para morir. No iba a aguantar ni un sólo día. Maria José, que no pudo permitir tal cosa, quiso llevársela a casa. Si no sobreviviese, por lo menos quería que lo hiciese en su casa, con atención y calor humano.
Pero pasaron 1 y 2 días y Raspita, como ella empezó a llamarla, no cerraba sus ojos, o su corazón dejaba de latir. Al contrario, tenía tantas ganas por vivir, que se aferró a ese calor que María José le proporcionó. Raspita merecía vivir, estaba luchando por seguir adelante.
Al octavo día y curándose milagrosamente, yo, fui a verla para llevármela.
Ahora está en casa hace 5 días y no sabéis la alegría y ternura que despierta en mí. La desnutrición apenas es visible en su cuerpo, no para de comer y de recuperarse. Es esquiva a veces, cariñosa hasta límites insospechados, está aprendiendo a jugar como todos los bebés, ya se encuentra con más energía y creo que poco a poco va sintiendo que no está aquí de paso, sino que éste es su verdadero hogar.
…
Desde aquí quiero darle las gracias a María José y esos cientos de personas que anónimamente salvan la vida de estos pobres e indefensos animalitos. Se necesita tener un alma altruista y solidario para dedicarse sin ningún tipo de fin lucrativo a algo tan maravilloso como lo es dar esperanza y aliento a estos animales. Muchos de ellos abandonados sin ningún tipo de compasión. Como cuando se nos estropea algo y decidimos reemplazarlo por otra cosa nueva y mejor.
Y sobretodo me gustaría concienciar a las personas que quieran tener un animal en casa. Que todos queremos tener al más guapo, a la mejor raza, pero fuera existen cientos de asociaciones que buscan un hogar para miles de estos animales. Que muchas veces miremos más en el interior y que al final, estos animales que han sufrido tanto, luego, son muy agradecidos y leales de por vida.
…
Ahora si, os presento a Mía.
Y así estaba cuando la cogieron…
Parece mentira, verdad?
no crees que es justo que le demos una segunda oportunidad, una vida digna,
que no echemos la vista atrás y sobretodo que veamos que ese patito feo quizás en un futuro pueda ser ese cisne sano y radiante del de los cuentos…?
Con amor y esperanza,
todo se consigue.
Y para terminar, me gustaría dejaros con las palabras que Maria José escribió sobre Mia.
La define muy bien.
«La vida está llena de súper héroes … de esos que van sin capa, sin medallas, de los que no vuelan ni se esfuman. Pero de esos que están ahí, que son reales y sobreviven a cualquier adversidad y en cualquier circunstancia. Raspita tiene 3 meses y casi no roza los 500 gramos … ha sobrevivido en un patio interno de la colonia, enferma, completamente solita. Está desnutrida hasta unos límites inimaginables. Solo espero que la vida sea justa con ella y pueda ser una gata feliz. No puede ser de otra manera. Se merece, porque se lo ha ganado, el título de heroína de honor.»
¡Qué belleza, cualquiera diría que ha pasado por lo que ha pasado…! Mímala mucho, seguro que lo necesita y lo agradece. ¿Cómo fue que quedó atrapada?
Se la ve que aún teme el contacto con la gente pero se la ve curiosa En poco tiempo será súper cariñosa
🙂
Es hermosa!!! Mis felicitaciones por la nueva integrante de tu familia.
No hay nada más lindo que darle hogar a un animalito que ha sufrido tanto, vas a ver que te devolverá el 200% del amor que tu y María José le han dado ♥♥♥.
Mil besos.
Gracias a todas!
Si, la verdad es que se ha amoldado enseguida. Desde ayer noto como que nos ha llegado a aceptar al 100%. Es muy cariñosa, juguetona, increíblemente curiosa, aunque creo que no hay ni un sólo gato que no lo sea.
Ahora sólo espero que sea feliz. Y es que después de tanto sufrimiento es lo mínimo que se merece.
Un abrazo!
Extraordinarias fotos Lorena!!
Mia es preciosa y está en las mejores manos.
De acuerdo contigo sobre la adopción de animales abandonados y la responsabilidad a la hora de tenerlos.
Un abrazo y que la disfrutes como yo disfruto de la mía, Musa.
Que cosa más preciosa, Lorena! Estoy segura de que Mia va a ser muy feliz en tu casa, y tú con ella!
Tiene más o menos la misma edad que mis dos gatitos, y seguro que no te va a dar un segundo de aburrimiento: ahora es cuando más revoltosos son! Un beso!
Primero lo siento por la perita 🙁 y mi felicitaciones por mía y por existir gente como tú, gracias de veras por adoptar a Mía y darle todo ese cariño que necesita 🙂