Qué maravilla despertar pronto un fin de semana, como casi siempre, pero con esta preciosa sorpresa.
Creía que seguía en un sueño.
Pero no, a las 7:30 de la mañana he abierto bien los ojos porque no veía nada, más que blancura por todas partes.
Y he despertado a óscar, he llamado a mis padres.
Hemos preparado el desayuno temprano para salir a la calle a recorrerla ( con dificultad) pero con cámara en mano. El frio era espantoso. Los guantes no conseguían resguardarme de la helada.
Hemos ido andando hasta la casa de mis padres, con la tremenda idea de pasar por el campo trasero. La nieve nos llegaba a las rodillas!
Mi padre había estado haciendo un muñeco de nieve, mi abuela se había emocionado, al igual que mi padre, porque todo esto le recordaba a buenos momentos en su niñez.
Más tarde nos hemos reunido todos los hermanos y cuñados y nos hemos tirado una y otra vez sobre una empinada cuesta con una tabla de snow.
Ha sido divertido, ha estado lleno de risas y varios cambios de ropa.
Pero todo lo vivido el día de hoy, ha valido, sin duda alguna, la pena.
Un día para recordar.
Se lo dedico a mi pequeña Laika que ha estado muy presente en el día de hoy. Donde quiera que estés…