Cuando realmente te distancias, con el tiempo, puedes ver las cosas con más perspectiva. No quiere decir que de forma más clara, pero si sabiendo o intuyendo que algo que creías que necesitabas, ya no lo necesitas.
Aprendes a sosegar ciertos impulsos, a dominarlos.
No sé si este será el principio del final en este blog. Decir que si sería mentir pues ya sabéis el tremendo cariño que le tengo a este lugar donde puedo mostrarme tal y como soy.
Pero al distanciarte, acabas por cortar el cordón umbilical que te sostenía a ciertas cosas.
No solo el blog, también Instagram, la red social que tanto me ha dado y también me ha hecho reflexionar.
¿qué soy sin esto? No me considero solamente fotógrafa, sino que me compongo de varias cosas, facetas. Y esta es mi manera de poder enseñar al mundo lo que hago para que no quede escondido y agazapado.
Ése es mi mayor miedo. Si puedo calificarlo de este modo. Aunque ver a personas que siempre he admirado y sigo desde los inicios dar un giro a su relación con las redes y ver lo desconectadas que están de este mundo, me da fuerzas. Porque lejos de olvidarlas, las recuerdo aún más. Y porque creo que supieron alejarse a tiempo. Y hacer apariciones poco a poco, saboreando y disfrutando al 100% de lo que hacen.
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El viaje a Holanda ha supuesto un gran cambio. No por nada especial, si me hubiera ido de vacaciones en una casa en la montaña aquí en la isla, hubiera sido igual.
Estaba esperando salir de aquí para darle un reset, especialmente a este año que empezó duro y continuó siendo así.
Estoy en un momento de muchos cambios. De ajetreo.
Reflexionando sobre volver a empezar. Ideas que rondan en mi cabeza. Nuevos estudios para dar un enfoque a mi vida laboral. ¡Oh, volver a comenzar a los 36 me da pánico!. Pero es vital, en mi caso lo es.
Y necesario.
Poco a poco me estoy enfocando en vivir más el presente. En estar más aquí, en mi hogar. Con mi hijo, mi marido. En realizar nuevos proyectos que nos hagan felices. En definitiva, en vivir.
Ocupar mis energías en pequeños cambios que me hacen feliz, en dar lo mejor de mi misma a personas a las que quiero mucho y me necesitan. En cuidarme también. Porque hacer todo ello requiere de un previo autocuidado que he llegado a entender solo ahora, hace muy poco.
Cada día aprendo algo.
Por muy imperceptible que sea.
Estamos acostumbrados a que todo se haga a lo grande. Y eso crea mucha frustración.
– «Oiga, ¡no!, lo siento, ya no paso por ahí. Los pasitos a pasitos cuentan y mucho».
Me niego a ser otra más dentro de ese falso engranaje que rodea parte de las redes, de este mundo 2.0
Es momento de no pensar demasiado.
Y hacer lo que a uno le plazca.
Ya veremos qué hacemos, no?
fluir…
Couldn’t agree more. And I’m very excited for you 🙂